[Entrevistador]
Solemos recibir muchas preguntas muy importantes sobre el matrimonio como ésta de hoy que pregunta lo siguiente: ¿Cómo se cuidan a los matrimonios después del dolor del adulterio?
Una mujer anónima escribe para preguntar: Querido pastor John. Gracias por tus podcasts. Mi esposo y yo estamos casados hace varios años y hemos acompañado a otras parejas que están pasando por problemas en sus matrimonios. Oramos por ellos con frecuencia y hacemos lo mejor que podemos para animarlos a buscar la dirección del Espíritu Santo en sus vidas, mientras que buscamos mantener límites saludables y reconocer qué está a nuestro alcance poder darles. ¿Tenés algún consejo específico sobre las parejas afectadas por el adulterio? La siguiente es para nosotros una de las preguntas más difíciles de responder: ¿Cómo se puede reconstruir la confianza después del adulterio? Desde tu experiencia pastoral, ¿cuáles son algunas realidades y esperanzas bíblicas que podríamos utilizar para ayudar a las parejas cuyos matrimonios se están desmoronando debido al devastador pecado de la infidelidad?
[Pastor John Piper]
Dos cosas acerca de esta pregunta me llaman la atención y me dejan especialmente agradecido. Y ninguna de ellas es el dolor del adulterio que es el tema en sí que se busca abordar.
La primera, es que esta pareja tiene suficiente coraje y compasión para lidiar con en el dolor de otras personas en lugar de alejarse, lo cual sería lo más fácil de hacer. Y la segunda es que no dan por sentado que el divorcio sea el consejo correcto en casos de adulterio. Vivimos en una época en la que la gente intenta, me parece, ver el divorcio como algo más legítimo y no como algo menos legítimo. Y me alegra mucho que esa no sea la postura de esta pareja.
Algunos dirían que ya que se ha cometido adulterio entonces existe es un pase libre para el divorcio, así que ahí lo tienes, toma tu pase libre bíblico y vete. Yo no creo que el adulterio lleve a un pase libre bíblico para el divorcio. Creo que nuestro consejo siempre debe ser el de fomentar el más alto nivel de fidelidad según las palabras de Jesús a Pedro cuando este le preguntó al Señor ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? Y Jesús le dijo: No te digo siete veces sino setenta veces siete (Mateo 18:21). Setenta veces siete no pretende ser un límite, sino decir que se tiene que perdonar muchas más veces de lo que uno pueda suponer. Y cuando a Pablo le pidieron consejo sobre los cristianos que van a los tribunales unos contra otros, dijo: Tener pleitos entre ustedes ya es una derrota para ustedes. ¿Por qué no sufrir daño y ser defraudado antes que estar peleándose? (1 Corintios 6:7). Y cuando la esposa de Dios, Israel, fue infiel, la expresión divorcio que se usa en Jeremías 3 y en Isaías 50 no significa un divorcio decisivo seguido por un nuevo matrimonio de Dios con otra esposa. Sabemos esto porque cuatro versículos después de este llamado divorcio en Jeremías 3:8 Dios le dice a su ex esposa: Volvé Israel infiel, declara el Señor, no te miraré con ira porque soy misericordioso, declara el Señor. No estaré enojado contigo para siempre (Jeremías 3:12). Y lo sabemos porque Dios dice en Isaías 54 versículo 5: Jehová te ha llamado como a esposa desamparada, y entristecida en espíritu, aun como a esposa de la juventud que fue rechazada, dice tu Dios, por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recibiré de nuevo. Es un hecho que Dios sólo ha tenido una esposa.
Y el libro de Oseas es la descripción más impresionante de su fidelidad a su esposa adúltera. Dios le dice a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, prostituta, y ten hijos de fornicación con ella porque la tierra comete gran fornicación al abandonar al Señor (Oseas 1:2). Entonces Oseas representa a Dios al casarse con una esposa infiel. Y créanme, yo he visto en mi ministerio a este libro, esta imagen de Oseas, rescatar a parejas en situaciones imposibles, que hoy muchos años después siguen fieles el uno al otro. ¿Y cuál será el resultado de la trama entre Dios y su esposa adúltera? Aquí hay un vistazo de ello en Oseas 2:14: he aquí, yo la atraeré y la llevaré al desierto y le hablaré tiernamente, y allí le daré sus viñas y haré del valle de Acor una puerta de esperanza, y allí ella responderá como en los días de su juventud, como cuando salió de la tierra de Egipto. Entonces, el punto central de la historia de Dios con Israel es que ella nunca fue merecedora de su fidelidad hacia ella, pero él eventualmente, con una paciencia indescriptible por el poder del Nuevo Pacto y la sangre de Jesús, la llevaría a ser la hermosa novia que él quería, que él merece. Ese es el punto de Efesios 5. Los esposos amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola limpiado en el lavamiento del agua en la palabra, para presentarse a sí mismo a la iglesia en esplendor, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, para que fuera santa y sin mancha. Eso es lo que Dios hace de su esposa infiel mediante su paciencia y sacrificio.
Entonces, en respuesta a la pregunta, ¿cuáles son algunas realidades y esperanzas bíblicas al ministrar a una pareja donde ha habido infidelidad o adulterio?
Yo diría que dos milagros son necesarios para que se haga la voluntad de Dios en la preservación y renovación del casamiento de la pareja. Un milagro es el perdón del que fue agraviado y el otro milagro es el arrepentimiento y mucha paciencia del que ha cometido adulterio.
Veamos uno a la vez y recordemos que ambos son milagros. En el momento de la consejería y en el momento de la más profunda oscuridad ambos parecerán imposibles. Te van a decir: eso es imposible, eso no puede pasarnos a nosotros, ya es demasiado tarde. Por eso debemos tener claro cómo ocurren los milagros. Gálatas 3:5 dice: “¿El que os suministra el espíritu y hace milagros entre vosotros, lo hace por obras de la ley o por el oír con fe?. La clave de cómo suceden los milagros es escuchar con fe, es decir, escuchar la Palabra de Dios y creer que Dios puede hacer lo imposible. Ése es el canal a través del cual ocurren los milagros que parecen tan imposibles.
El primer milagro es el perdón. Efesios 5:30. Perdonarnos unos a otros como Dios en Cristo nos perdonó. Al estar impresionados, quiero decir atónitos, respecto al perdón que Jesús a nos dió a costa de su propia vida infinitamente valiosa, seremos capaces de perdonar una traición tan horrible y dolorosa como el adulterio. Y esta es exactamente la manera en que Jesús explicó la milagrosa dinámica psicológica del perdón en Mateo 18. Un siervo le debía a su Rey diez mil talentos. Y un talento valía 20 años de salario. Entonces estamos hablando de doscientos mil años de salario. En otras palabras, Jesús estaba diciendo a cada esposo y esposa cristianos que se le han perdonado miles de adulterios contra Dios. Doscientos mil años de salarios significan millones y millones de cosas que no podemos devolver. Todo ello se nos ha perdonado a costa de la vida del Hijo de Dios. ¡Oh Dios, ayudanos! ¡Ayudanos a entender y sentir esto! ¡Esto nos transformará! Y cuando el Rey descubrió que el siervo no perdonaba a su consiervo le dijo: siervo malvado, yo te perdoné esa deuda de doscientos mil años de salario (o sea, una deuda incalculable, miles de veces mayor de lo que jamás nadie haya hecho contra ti), te perdoné eso porque me suplicaste y ¿no deberías haber tenido vos también misericordia de tu consiervo como yo tuve misericordia de vos? Así que ese es el primer milagro para que un matrimonio sobreviva y prospere, y que parece imposible. Una vez más, es un milagro. Es un milagro.
Aquí está el segundo milagro: arrepentimiento y mucha paciencia por parte del que ha cometido el adulterio. Arrepentimiento significa un cambio profundo de corazón que odia el pecado y se vuelve hacia la fidelidad absoluta por el sufrimiento que tiene que suceder. Él o ella tiene que saber que recibir perdón no es lo mismo que recibir confianza, ni debería serlo. La reconstrucción de la confianza, volver a ganar la confianza perdida, requiere un camino paciente, humilde y sufriente. Ser perdonado no es un derecho que se debe exigir sino un don de gracia que se debe recibir con humildad, agradecimiento y lágrimas. Y la confianza que proviene del cónyuge que ha sido traicionado no es como una estaca que se clava en el suelo de una vez y se pasa de largo. Antes bien, es como una pequeña semilla que se planta en la tierra y algún día, si Dios quiere, puede llegar a ser un gran árbol inquebrantable de confianza. Pero esa semilla crecerá a través de etapas delicadas, gracias a la protección, el riego y el cuidado con mucha paciencia, pasando a través de tormentas que amenazarán con matar el pequeño retoño de confianza. Ambos milagros, el perdón y los años de mucha paciencia, se viven por la fe en las promesas de Dios como: Nunca te dejaré. Nunca te abandonaré independientemente de lo que hagas. Ese tipo de promesas. A lo largo de todos esos años. Así sucederá el milagro. Yo te fortaleceré. Te ayudaré. Yo te sostendré. No dejaré que te suceda nada que no te dé gracia para soportarlo. Y haré incluso que las cicatrices inevitables, que no puedan desaparecer, pasen a servir a mi gracia. Y yo te guardaré y te llevaré a tu vejez.
Y así puedo ver una de mis imágenes favoritas, del futuro de esta pareja. Los dos sentados uno frente al otro con las manos arrugadas y con lágrimas y sonrisas diciendo: lo logramos, lo logramos.
Autor: John Piper
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